Declaración de la Independencia del Ciberespacio
Documento original en Inglés:
A Declaration of the Independence of Cyberspace
Por John Perry Barlow barlow@eff.org
Traducción por Oscar Howell (oscar.howell@t48media.net), 2008, 2010.
Gobiernos del Mundo Industrializado, agotados gigantes de acero y carne: yo represento al Ciberespacio, el nuevo habitáculo de La Mente. Hablo por el futuro y os pido nos dejéis a salvo, entes del pasado. No sois bienvenidos entre nosotros. No tenéis soberanía en el lugar que nos convocamos.
No tenemos gobierno electo, ni tendremos uno, así que me dirijo a vosotros con no mayor autoridad investida que aquella con la que la libertad siempre ha hablado. Así, declaro independiente por naturaleza propia el espacio social global que estamos construyendo. Independiente por tanto de la tiranías que buscáis imponernos. No tenéis ningún derecho moral de gobernarnos. Tampoco tenéis métodos de coerción efectivos y verdaderos que debamos temer.
Los gobiernos derivan su autoridad del consentimiento de los gobernados. Vosotros no habéis buscado ni obtenido el nuestro. No os hemos concertado. No nos conocéis a nosotros ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se encuentra en vuestros territorios. No equivoquéis al pensar que podéis construirlo como si fuera una obra pública. No podéis. El Ciberespacio es un acto orgánico, se engendra y crece por nuestras acciones colectivas.
No tenéis parte ni compromiso en la gran conversación que desarrollamos, tampoco habéis creado la riqueza de nuestros mercados. No conocéis nuestra cultura, nuestra ética, ni los códigos tácitos que ya le han dado a nuestra sociedad más orden que el que pudiéramos obtener de cualquiera de vuestras imposiciones.
Habéis declarado que existen problemas entre nosotros que deben ser resueltos. Y habéis usado esta presunción para invadir nuestras delegaciones. Muchos de esos problemas no existen. Si hay problemas o defectos, los buscaremos, identificaremos y resolveremos por nuestros medios. Estamos dando forma a nuestro propio Contrato Social. La gobernabilidad se dará según las condiciones de nuestro mundo, no del vuestro. Nuestro mundo es diferente.
El Ciberespacio está compuesto de transacciones, relaciones, y el pensamiento mismo, ordenados como una ola dentro de la red de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está al mismo tiempo en todas partes y en ninguna, pero no está en donde viven los cuerpos.
Estamos creando un mundo al que cualquiera puede entrar sin privilegio o prejuicio por su raza, poder económico, fuerza militar o lugar de nacimiento.
Estamos creando un mundo en el que cualquiera y en cualquier parte puede expresar sus opiniones y creencias, sin importar que tan únicas sean, y sin que tenga miedo a sufrir coerción para obtener silencio o conformismo impuesto.
Vuestros conceptos de propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no aplican a nosotros. Todos ellos son resultado de la materia: no hay materia aquí.
Nuestras identidades no poseen cuerpos. No podemos obtener orden por coerción física, como vosotros. Creemos que nuestra gobernabilidad emergerá desde la ética, el interés propio benigno y el bien común. Nuestras identidades podrán estar distribuidas entre varias de vuestras jurisdicciones. La única ley que todas nuestras culturas constituyentes aceptarán es la Regla de Reciprocidad. Nuestra esperanza es poder dar forma a nuestras propias soluciones sobre este concepto. Empero, no podemos aceptar las soluciones que intentáis imponer.
En los Estados Unidos de América habéis creado hoy una ley, la Ley de Reforma a las Telecomunicaciones, que viene a repudiar vuestra propia Constitución Política y más aún, traiciona los sueños de Jefferson, Washington, Mill, Madison, DeToqueville y Brandeis. Sus sueños deberán renacer entre nosotros ahora.
Estáis aterrorizados por vuestros propios hijos. Es porque ellos son nativos en un mundo en el que vosotros seréis siempre migrantes. Porque les teméis, habéis cedido la patria potestad a vuestras burocracias. Cobardes, tenéis ahora miedo de enfrentar vuestras responsabilidades paternas. En nuestro mundo, todos los sentimientos y expresiones humanas, desde la escoria hasta lo más puro, son parte de un todo continuo, una conversación global llevada a cabo en el lenguaje del elemento básico de información. No podemos distinguir entre el aire que ahoga y el que da sostén a las alas para volar.
En China, Alemania, Francia, Rusia, Singapur, Italia y en los Estados Unidos, tratáis de evitar el virus de la libertad erigiendo barreras en los límites del Ciberespacio. Estas podrán contener el contagio por un tiempo, pero serán inútiles en un mundo próximo a venir, que estará cubierto por medios que transportan bits.
Vuestras industrias de la información, cada vez más obsoletas, buscarán perpetuarse proponiendo nuevas leyes, en los Estados Unidos y otras partes. Leyes que pretenderán otorgar propiedad sobre la libre expresión en el mundo. Esas leyes no harán otra cosa que declarar que las ideas son un insumo industrial, no más refinado que el mismo hierro en bruto. En nuestro mundo, cualquier cosa que produzca la mente humana podrá ser copiada, intercambiada y distribuida sin costo alguno, infinitamente. El flujo global del pensamiento ya no necesita a vuestras fábricas para ejecutarse.
:: Estas medidas cada vez más hostiles y coloniales nos han puesto en una posición muy parecida a la de los amantes de la libertad y la autodeterminación de antaño, que debieron rechazar la aparente autoridad de poderes distantes y mal informados. Debemos declarar a nuestras identidades virtuales inmunes a vuestra soberanía, aun cuando seguimos consintiendo que gobernéis nuestros cuerpos. Nos dispersaremos por el planeta, de tal forma que nadie pueda apresar nuestros pensamientos.
Crearemos una Civilización de la Mente en el Ciberespacio. Con todo, que pueda ser más humana y justa que el mundo que vuestros gobiernos han forjado hasta ahora.
Davos, Suiza
8 de febrero de 1996